viernes, 30 de enero de 2009

Sin titulo II

Hoy mientras caminaba hacia el trabajo, no sabría decir a cuenta de que, me he acordado de tí.
De como te acercabas al comenzar la clase, para rozar mi chaqueta imitación piel de serpiente y llamarme víbora. No debía tener más de 18 años por aquel entonces. Supongo que era joven e impresionable. Me impresionabas, mucho más de lo que era capaz de hacerlo cualquier otro profesor.
Lengua y Literatura. Que poco te costó atraparme.
Tenías algo que me fascinaba y a ratos envidiaba, la capacidad de hacer obvia la estupidez de los estupidos por muy disfrazada que estuviera.
Tengo algo que agradecerte, en realidad son muchas las cosas que te he de agradecer. Gracias a tí encontré una parte de mí en muchos de los libros que me recomendaste, libros que me han acompañado en todas mis mudanzas, de piel y escenario. Gracias a ti comprendí tantas cosas...
Para muchos, no eras más que un jodido cabrón, para mi mucho más que un angel salvador...

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